12:47 20.9°C 1015.3 mb 54% 0mm 2.1 4.8km/h
Inicio Ir a Contendio Mapa web Contactar Accesibilidad

HISTORIA

historia

EL REGISTRO PREHISTÓRICO Y PROTOHISTÓRICO

prehisotria

Los diversos testimonios arqueológicos hallados en Mequinenza confirman cómo desde la Prehistoria los ríos Segre, Cinca y Ebro han sido fuente de vida para sus habitantes.

Los hallazgos de piezas líticas en las cercanías de los ríos permitieron datar la presencia de los primeros pobladores de Mequinenza durante el Paleolítico Medio (80.000/30.000 a. C.). Estos pequeños grupos de hombres de Neandertal llevaban una vida nómada como cazadores, pescadores y recolectores.

Durante el Neolítico (5.500/2.500 a. C.) la cantidad y variedad de hallazgos arqueológicos es mucho mayor. Se trata de los primeros asentamientos estables o sedentarios. De esta época son destacables los yacimientos de Riols I y Barranco de la Mina Vallfera.

Es en el Calcolítico y la Edad del Bronce (2.500/1.000 a. C.), donde aparece una importante muestra de arte rupestre disperso en abrigos y rocas, se trata de imágenes pintadas en color rojo de estilo esquemático o abstracto, en las que sólo se representan los trazos básicos de cada figura (Sierra de los Rincones I, Barranco de la Plana I y II…). A estas expresiones pictóricas se suman varios conjuntos de grabados prehistóricos, con motivos labrados en la superficie rocosa (Vallmajor I, Mas de Fayonet y Vallperera). Todo este patrimonio esta protegido como Bienes de Interés Cultural.

El conjunto arqueológico de Los Castellets, es el yacimiento más representativo de la Cultura de Campos de Urnas. Está formado por un poblado con muralla y foso, una necrópolis tumular de incineración y una gran necrópolis tumular de inhumación e incineración, con materiales datados desde el Bronce Medio hasta bien entrada la Cultura Ibérica (entre el 1.500 y el 500 a. C.). La existencia de ambos ritos funerarios a la vez lo convierte en un yacimiento único en la cuenca del Ebro.

ÉPOCA ROMANA

Octogesa Romana

La presencia de fragmentos de cerámica "sigillata" decorada y restos de un ánfora en el poblado Ibérico de los Castellets, indican una re-ocupación durante la época republicana o alto imperial romana.

Así mismo los hallazgos de restos de cerámica y monedas por los alrededores del “Poble Vell” y del Castillo de Mequinenza, apuntan a la posible ocupación de este espacio por las tropas de Julio Cesar tras los enfrentamientos con los generales de Pompeyo, Afranio y Petreyo. En las diversas ediciones de la obra, "C. Juli Caesaris rerum ab se gestarum comentari", se hace referencia a la población de Octogesa (Otobesken, Octogesam, Ottogesa, etc.) que diversos historiadores tienen por Mequinenza.

ÉPOCA ISLÁMICA

Anafora época islámica

La mayoría de estudiosos coinciden en aceptar que la voz Mequinenza procede del nombre de la tribu beréber Banú Miknasa. Se atribuye a unos componentes de la misma, provenientes del territorio del norte de África, conocido actualmente como Magreb, quienes la conquistaron o fundaron entre los años 714 y 719 y la denominaron Miknasa az Zaytun.

Mequinenza era un enclave de primer orden por su doble valor estratégico y económico, que formaba parte de la red de fortificaciones, construidas entre los años 850 y 950, su ubicación en el Ebro le permitía ejercer un estrecho control a la comunicación fluvial.

La cultura islámica supo crear y adaptar los medios y recursos técnicos necesarios para la captación, elevación, almacenamiento y distribución del agua. La vieja huerta de Mequinenza contaba con una magnífica noria o anáfora que perduró hasta quedar sepultada junto con el azud bajo las aguas del pantano de Mequinenza.

En el último tercio del siglo XI, la fortaleza de Mequinenza estaba considerada como una de las tres más importantes de la zona. Si bien Alfonso I llegó a ocuparla el año 1133, fue perdida por su hermano Ramiro II en el año 1136. En octubre de 1149 fue conquistada definitivamente por un ejército cristiano formado por catalanes y aragoneses bajo las órdenes de Ramón Berenguer IV. Significó el fin de cuatro siglos de dominación islámica en Mequinenza.

LA CORONA DE ARAGÓN

Corona de Aragón

Los nuevos repobladores de la Villa, aunque eran mayoritariamente de habla catalana, fueron gobernados desde entonces por el fuero de Zaragoza, y quedó adscrita a la diócesis de Lérida, debiendo tributar diezmos y primicias. Una parte de los impuestos recaudados a los musulmanes eran destinados a las obras de beneficencia de la catedral de Lérida.

El puerto de aduana de Mequinenza está documentado desde 1162, como transito de mercancías.

Mequinenza pasó a pertenecer a la familia Moncada en el año 1243. Previamente, estuvo bajo la potestad de Ramón Berenguer IV y PetronilaAlfonso II y Doña Sancha o los Condes de Urgell entre otros señores.

Durante el dominio de los Moncada se produjeron situaciones conflictivas en las que participaron las relevantes familias de los Foix y de los Entenza. Elisenda de Moncada al casarse en 1322 con el rey Jaime II aportó como dote los Señoríos de Seròs y Mequinenza. Parece ser que al fallecer el monarca (1327), la villa pasó nuevamente a la familia Moncada, en concreto a Oto el ViejoIV señor de Aitona.

Pero el momento local mas destacado de los albores del siglo XV, fue sin duda el llamado "Parlamento de Mequinenza" convocado en pleno "interregno" (periodo que abarca desde la muerte sin sucesión de Martín el humano en 1410, hasta la elección de Fernando I en Caspe en 1412). A lo largo de 1411, los nobles partidarios de la causa de Jaime de Urgell, se reunieron en repetidas ocasiones en Mequinenza como réplica a la convocatoria oficial del conocido Parlamento de Alcañiz (que culminaría en el Compromiso de Caspe en 1412).

En 1492 Mequinenza fue importante lugar de paso de los judíos expulsados por los Reyes Católicos, que siguiendo el río debieron llegar al mar por Tortosa, donde embarcaron con diversos rumbos.

ÉPOCA MODERNA

Fortalesa

A la gravosa consecuencia que para la economía, cultura y demografía de Aragón había supuesto la drástica expulsión de los judíos del reino en 1492, se sumaria el despacho real del 17 de abril de 1610 que ordenaba la expulsión de los moriscos (españoles musulmanes bautizados tras la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502), los de Mequinenza fueron trasladados al puerto de los Alfaques y allí embarcados hacia el norte de África, su salida tuvo consecuencias negativas tanto en la producción agrícola como en la recaudación de impuestos.

Mequinenza, además de sufrir pestes, hambrunas y rapiñas, vivió diferentes conflictos bélicos: Guerra Civil catalana (1462-1472), Guerra de Secesión (1640-1652) y Guerra de Sucesión (1705-1714). Durante este último enfrentamiento, el Castillo de Mequinenza se mantuvo fiel a los Borbones y sólo estuvo en poder de los austracistas durante un breve período del año 1707.

El duque de Orleans mandó ampliar y fortalecer el firme del antiguo camino paralelo al Ebro para enlazar Mequinenza y Tortosa y así dar protección a las barcazas que transitaban entre ambas poblaciones.

Una vía para revitalizar la economía aragonesa pasaba por hacer navegable el Ebro hasta el mar. En esta sentido se realizaron varios proyectos, así pues en 1677-1678, fue aprobado por las Cortes aragonesas, un estudio del ingeniero Luis Liñán Vera y del arquitecto Felipe Busignan Borbón. Y en 1738. Los ingenieros Rodolfi y Lanas calculan que se precisarían unos cuatro millones de pesos para habilitar la navegación en el río Ebro.

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

Fortalesa

Finalizado el período de desarrollo de la Ilustración española, se inicia la Guerra de la Independenciaque produjo diversas confrontaciones con el invasor francés. Tras la capitulación de Zaragoza(febrero de 1809), en cuya defensa participaron voluntarios de Mequinenza, los franceses dirigieron sus fuerzas hacia esta villa por considerarla como una plaza de alto interés estratégico. Después de varias acometidas infructuosas, el mariscal Suchet ordenó (mayo 1809) al general Musnier la toma de la fortaleza, entonces al mando del coronel Carbón. A las tropas de Musnier se unieron las de la brigada de Mont-Marie y las del general Rogniat, unos 5.000 hombres frente a los 1.200 de que disponía Carbón, quien rindió la plaza tras 3 ataques de las tropas francesas y 19 días de asedio.

Zaragoza celebró con gran esplendor la toma de MequinenzaManuel de Isidoro de Ased y Villagrasa se encargó de reflejarlo en un libro (1810). La importancia de esta plaza para los franceses fue tal que su nombre, junto a otras conquistas de Napoleón, figura de forma destacada en el Arco de Triunfo de París.

EL SIGLO XX

Vista de mequinenza

Minería

La explotación del lignito en las minas de Mequinenza (que había empezado a mediados del S.XIX), tuvo un auge determinante durante la I Guerra Mundial, ya que en los años de la contienda se llegó a multiplicar por 5 la producción de carbón de años anteriores.

La producción de la cuenca mequinenzana llegó a suponer un 30% de la total nacional cuando, antes de la contienda, sólo significaba el 7%. Se calcula que este crecimiento propició la llegada de más de3.000 trabajadores. El lignito se transportaba básicamente por el Ebro en llaüts, lo que hizo incrementar la flota de estas embarcaciones.

El fin de la guerra supuso un retroceso para la industria minera de la zona. Algunas explotaciones cerraron y la marcha de mineros supuso un descenso del 20% de la población. La villa contaba entonces con seis fábricas de aceitedos de harina y una de regaliz que tuvo bastante relevancia hasta la década de 1940.

Dictadura militar de Primo de Rivera

Durante la dictadura militar de Primo de Rivera, Mequinenza vio nacer dos proyectos importantes: un grupo escolar y el puente sobre el río Ebro. En la consecución del primero de los proyectos, inaugurado el 4 de abril de 1927, contribuyó de manera muy especial la mequinenzana María Quintana. El puente, situado a unos 300 m de la confluencia del Segre con el Ebro, fue diseñado por el ingeniero Alejandro Mendizábal e inaugurado el 25 de marzo de 1929.

Guerra Civil

El 9 de marzo de 1938 Franco desencadenó una ofensiva sobre el frente aragonés. Efectuó un avance rápido hacia el Segre y el Ebro desde Teruel, entrando las tropas franquistas en Mequinenza el 27 de marzo de 1938, horas después de que los republicanos volaran en su huida el puente sobre el Ebro. El 25 de julio comenzaba la confrontación más larga y cruenta de la Guerra Civil conocida como la Batalla del Ebro. Desde Mequinenza hasta Tortosa, el Ejército Popular desencadenó una ofensiva en la ribera derecha del Ebro. La 42 División republicana cruzó el río por tres sectores, uno de los cuales avanzó hasta ocupar el alto de los Auts, situado al sur de la población. El 6 de agosto, se produjo la operación de contrataque franquista que redujo en poco tiempo la bolsa entre Fayón y Mequinenza.

Terminado el conflicto, los vecinos vivieron la difícil situación de la posguerra con muchos cultivos abandonados al otro lado del Ebro. Unos años después, el incremento de la demanda de carbón, como consecuencia de la situación creada por la Segunda Guerra Mundial, proporcionó cierta recuperación económica de la villa.

Embalses

La crisis en la navegación fluvial, poco competitiva frente al ferrocarril, y la implantación de la energía eléctrica, llevaron al capital inversor hidroeléctrico a poner sus ojos en el Ebro y en sus afluentes. Desde los inicios del siglo XX, distintas empresas fueron haciéndose con concesiones de aprovechamiento de varios tramos del río Ebro de Mequinenza hacia el sur.

Tras varios proyectos fallidos, el Instituto Nacional de Industria (INI), creado tras la Guerra Civil, encargó a la Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana S.A. (ENHER) los proyectos de embalses de Mequinenza y Ribarroja. El primero de ellos fue construido entre 1957 y 1964, dando lugar a una enorme masa de agua conocida como el Mar de Aragón. La central hidroeléctrica de Mequinenza es la mayor de la Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene una potencia instalada de 324 MW, lo que supone un 27 % del total de la región.

Iniciadas las obras de la presa de Mequinenza, comenzaron los trabajos de acondicionamiento del embalse de Ribarroja, aguas abajo del Ebro. Esta obra tuvo gran rechazo por parte de los vecinos de Mequinenza, que lucharon por ver reducida su cota para evitar la inundación de su localidad. A pesar de la contestación social, la obra fue terminada en 1969 con las temidas consecuencias.

Ante un futuro incierto, muchos habitantes se vieron obligados a emigrar, reduciéndose en una década la población a menos de la mitad. El destino principal de los emigrantes fue la vecina Cataluña. Algunos mineros buscaron trabajo también en otros países (Bélgica, Alemania…). El resto tuvo que afrontar el reto de continuar su andadura sepultando la amargura que suponía tanta pérdida.

A últimos del año 1974 la mayoría de la población, ya estaba instalada en sus nuevas casas, Mequinenza se convirtió probablemente en el primer pueblo de España en el cual todos sus habitantes eran los propietarios de sus casas.

Un desafío al que el carácter luchador y tenaz de los mequinenzanos supo responder con valentía, como pone de manifiesto la Mequinenza actual, una población moderna, que cuenta con diferentes industrias y una renovada y provechosa relación con los ríos.